Botella u orcel
Datado en el siglo XIII, este tipo de lámpara de cristal, llamada “orcel” en nuestra región fue descubierta en 1791 en una sepultura de la necrópolis de San Seurín.
Durante la Edad Media, era usual situar estas lámparas en las tumbas cerca de la cabeza del difunto. Rellenas de agua bendita, debían proteger al muerto de los malos espíritus y de los demonios. El número relativamente importante de estos descubrimientos, teniendo en cuenta la fragilidad de estos objetos, puede acreditar la existencia de centros vidrieros en nuestra región, a menos que estas lámparas no hayan sido traídas de peregrinajes, de Roma, por ejemplo, ya que su forma se asemeja a la de los frascos de perfume romanos. El cuello largo y la torsión constituyen un decorado, que permitían también ralentizar la evaporación del agua bendita.