Estatua de Diana
Diana, diosa romana de la caza que personifica a la luna (y hermana melliza de Apolo que personificaba al sol) se representa tradicionalmente según el arquetipo de la diosa griega Artemisa (forma equivalente): está representada con un árbol que simboliza el bosque, una cierva a sus pies, tensando su arco con su brazo izquierdo, tirando una flecha con su mano derecha. A pesar de la desaparición de ciertos elementos (en particular, la flecha), el gesto de la diosa se refleja extremadamente bien: el movimiento se describe, según la costumbre – pero es quizás un poco exagerado- por los pliegues de los vestidos y la actitud de la diosa, inclinada, apoyándose en su pierna derecha, rodilla ligeramente doblada, y pierna izquierda hacia atrás. Delante de ella está recostado un cervatillo que levanta la cabeza en un movimiento elegante, acentuado por el suave modelado de su cuerpo. El árbol que acompaña a Diana y al cervatillo es de una escultura calada que prueba la virtuosidad del escultor, que demuestra su cuidado por la composición.
Una estatuilla de la diosa Venus, salida del mismo conjunto de esculturas que decoraban los jardines de la villa romana, es conservada actualmente en el Museo del Louvre de París.