1. Un puerto en transformación
Un puerto en transformación
A pesar de los estragos causados a principios de siglo por la pérdida de Saint Domingue y las guerras marítimas de la Revolución y del Imperio, las relaciones intercontinentales irán retomándose poco a poco, por lo que el puerto, que experimenta un gran auge en los años 1820, seguirá siendo el motor de la economía bordelesa.
1. Se llevaron a cabo grandes obras con la construcción de muelles propiamente dichos, dársenas de flotación, hangares y depósitos, como el Entrepôt Lainé. La construcción del puente de piedra preconfiguró el desarrollo del margen derecho del río, abriendo nuevas vías de comunicación. Tras todos estos proyectos se encontraban grandes personalidades del mundo político y económico, como Claude Deschamps, Joseph Laîné o Pierre Balguerie Stuttenberg.
2. La navegación fluvial creció considerablemente con la construcción en Burdeos de barcos de vapor que permitían una mayor regularidad en el transporte de mercancías: vino, piedra, carbón, madera y alimentos.
3. La apertura al comercio mundial propició el desarrollo de una importante industria naval en Burdeos: la ciudad se convertiría en uno de las tres líderes mundiales en la fabricación de clippers, desarrollando más tarde, a finales de siglo, la construcción de remolcadores, cargueros y paquebotes, pero también de barcos de guerra (torpederos, acorazados y submarinos).
4. A lo largo de todo el siglo, el Puerto de la Luna irá convirtiéndose en un pasaje industrial. Multitud de obreros portuarios trabajan constantemente en los muelles y los talleres, lo que conlleva el desarrollo de una cultura obrera y numerosos conflictos sociales derivados de las condiciones de trabajo de los estibadores.
5. Se abren entonces nuevas perspectivas de desarrollo, en especial a partir de la llegada del ferrocarril en 1841. Burdeos se convierte en un nexo ferroviario, lo que transformará parte de sus actividades tradicionales.
